Helado -Priv. Sabbath-

El día había estado terriblemente extraño, pues a pesar de que no había sol, ni un poco, estaba enteramente nublado… el clima no era frio, cosa rara en Mansel según escuchaba a las personas, por el contrario hacía un poco de calor, claro… nada exagerado a gusto del castaño estaba templado, por así decirlo podía estar con una playera de manga corta y sentirse a gusto sin necesidad de un sueter o traer un cigarrillo en los labios para mitigar un poco el frio, además contando los vendajes que tenía puestos en el torso dada su última y lastimera redada en el bosque no se preocuparía por eso, quizá mas tarde por ello llevaba una sudadera a la cadera aunque no estaba en sus planes regresar muy noche.

Esta vez se encontraba en aquel mercado porque tenía que comprar comida para su mascota, la pobre había acabado con los pocos enlatados que les quedaban y ya había pasado un día sin comer ya que el castaño se había quedado afuera y no se había percatado, cosas que pasan normalmente en la vida de un cazador y bueno, lamentablemente su pobre gata tenía que pagar ciertas consecuencias… quien sabe por qué tanto tiempo, valoraba al animal demasiado dado que era de las únicas vidas que había salvado y estaba realmente agradecida con él o… eso creía ya que el animal era demasiado afectuoso y no iba a negar que fuera algo recíproco ya que por mucho Suja era la relación más firme que tenía en la tierra ya sin la presión de su familia y la orden.

Mientras tanto se paseaba por los puestos del mercado, buscando uno en especial que el dueño de la casa de huéspedes había mencionado, pues al parecer tenía por mercancía justo los enlatados que le daba a la gata aunque estaba seguro de que ella podría comer atún o sardina si se la ofrecía pero bueh… Ahora que podía le compraría alimento, cuando tuviera que apretar un poco su economía ya vería, mientras tanto iba revisando cada puesto, todo era interesante por así decirlo, muchas cosas lindas que compraría cuando tuviera su casa real y no viviera en aquel hostal cuyo costo pagó demasiado caro… aunque tras explicarle al señor lo que había pasado su estancia se había extendido bastante más ´por lo cual no se preocuparía tanto ahora.

Pronto, casi como por arte de magia encontró el puesto buscado y se acercó por a él para comprar una docena de latas que metió con trabajos en su morral, casi teniendo que sacar el arma que traía ahí por mero cuidado ya que le constaba que la isla en si no era muy segura, sin embargo cuando pretendía regresar a casa y giró de aquél puesto, chocó con una alta figura sin quererlo.- Oh, lo siento…

Y en verdad era alta, inclusive más grande que el oficial Dunstar, sin embargo estaba seguro de que no era del todo lo más grande que veía, despues de todo con una vida como la suya se veían muchas cosas que la gente común no estaba acostumbrada a ver, aún así no pudo evitar seguir mirando a aquél hombre tan alto de momento dejando de lado su pregunta pues se había distraído… por decirlo así era una persona demasiado observadora y gustaba de apreciar las facciones de la gente aunque no pudo en este caso evitar notar lo peculiar que era este hombre pero… era demasiado temprano para aventurarse a una conjetura ¿o no?

¿Yo?... si bien… si, estoy bien, gracias… no me fijé que estaba atrás lo lamento… .- Se había notado el ligero efecto retardado que tuvo en responder aquella pregunta, luego de eso bajó la mirada al torso del tipo alternándola un poco con su rostro.- ¿Usted está bien? Espero no haber tirado nada….- Se asomó un poco a un lado pero estaba claro que no había tirado nada del otro puesto de hecho el chico que había atendido al alto pelinegro le tendía ya su bolsa de cartón con las cosas que había comprado esperando a que se desocupara para darle sus compras.

Por un momento había sentido que ese análisis había sido cosa mútua pero seguía solo como mero presentimiento ya que de una forma u otra no podía comprobarle nada a ese hombre y no es que quisiera hacerlo, de hecho lo que quería era acabar de recorrer el mercado y regresar antes de que anocheciera a la casa de huéspedes para poder alimentar a su gata y entrenar un poco antes de dormir ya que al menos por hoy no tenía tampoco antojo alguno de salir en la noche, no tenía un motivo en especial, no tenía ningún encargo y estaba muy inseguro sobre si aceptaría uno nuevo mientras estuviera en la isla pues en su mente aún estaba aquella opción muy latente de ir en busca del oficial rubio y pedirle disculpas por lo que había hecho.

Ah, menos mal, me alegro….- Respondió tras haber sido testigo inconsciente de la paga que recibía el chico del puesto que se había distraído aquellos segundos con sus planes para hoy, siendo la voz del pelinegro la que lo regresó a la realidad del mercado en donde estaban, luego vino la presentación de él, no parecía peligroso pero tenía un extraño presentimiento que no lo dejaba tranquilo ¿Qué era? No estaba seguro, pero sin duda tenía que ver con ese hombre alto de coleta así que como buena persona curiosa accedería un poco solo para saber de que se trataba, quizá así no estuviera encerrado como todos los días.
Le dio la mano en un firme apretón escuchando su nombre… hasta ahí nada extraño, pero luego vino ese “puedes llamarme” algo como un sobrenombre por así decirlo.- Vaya, que curioso apodo… puedo saber porqué?

Sabía de sobra que no siempre era una pregunta demasiado cómoda, tratándose de esa palabra y los significados que el castaño tenía de ella sería interesante saber… y más aún, qué tipo de persona era ese tal Volker.- Aunque sería mejor si caminamos ya que me parece que estamos en el paso….- Sonrió ladeado haciéndose a un lado y mirando al alto esperando a que le siguiera o marcara él el camino, en todo caso esperaba más lo primero ya que de lo contrario tendría que arreglárselas para no quedar muy lejos de la multitud, por… mera supervivencia ya que aprendido tenía que la isla era un lugar en el que las apariencias engañan.